Thursday, February 02, 2006

LA VANGUARDIA - 25/01/2006
Redacción BARCELONA

Gabo habla. Por primera vez en mucho tiempo, el colombiano Gabriel García Márquez - premio Nobel de Literatura 1982- ha hecho una excepción en su política de no conceder entrevistas, y ha recibido al Magazine de este diario en su casa de México DF, en el marco de la serie Rebeldía de Nobel, inaugurada el pasado 8 de enero por José Saramago en Lisboa y por la que irán pasando los diferentes escritores galardonados por la Academia Sueca. En un extenso encuentro mantenido con el periodista Xavi Ayén y el fotógrafo Kim Manresa, el autor de Cien años de soledad repasa diversas etapas de su trayectoria, habla de su vida cotidiana y recuerda algunos detalles concretos de los años en que vivió en Barcelona. Asimismo, desvela que atraviesa un parón creativo desde hace más de un año.

"He dejado de escribir", explica Gabo, en una confesión que, sin embargo, no toma aires de definitiva. Aunque "el 2005 ha sido el primer año de mi vida en que no he escrito una línea", no descarta que un día le vuelva la inspiración, a pesar de que diferentes indicios le hagan dudar de ello. En realidad, "con la práctica que tengo - dice-, podría escribir una nueva novela sin más problemas, pero la gente se da cuenta si no has puesto las tripas". El escritor explica también detalles técnicos, como su relación con el ordenador, y otros más personales, como cuáles son los placeres que su pausa creativa le ha permitido redescubrir.

García Márquez se detiene también en diversos aspectos de sus dos últimas obras, el volumen de memorias Vivir para contarla (2002) y la novela corta Memoria de mis putas tristes (2004). Sobre la continuación de la primera, explica qué obstáculos de índole personal impiden una pronta aparición del segundo volumen, sobre el que ya había estado trabajando. En cuanto a Memoria de mis putas tristes, cuenta la génesis del libro y cómo la versión finalmente publicada es una quinta parte de lo que inicialmente previó.

El escritor realiza un salto atrás en el tiempo, en concreto al año 1967, en que se trasladó a vivir a Barcelona, una ciudad de la que entonces sólo conocía "los recuerdos idealizados del exiliado Ramon Vinyes", el sabio catalán que tutelaba las lecturas del grupo de Barranquilla, al que Gabo perteneció cuando tenía 20 años y compaginaba los excesos etílicos con el descubrimiento de los autores anglosajones. "En la Barcelona que conocí había una especie de destape clandestino, focalizado en la discoteca Bocaccio", recuerda divertido Gabo, a quien todo aquello, en contraste con el México culto y cosmopolita que dejaba atrás, le parecía "una cosa anticuada" aunque no duda en afirmar que "en aquella Barcelona de los primeros 70 se vivía excelentemente, da pena admitirlo". Rememora también cómo, en aquellos años, escribió El otoño del patriarca, su novela sobre el ocaso de un dictador, y cómo decidió no regresar a España tras la muerte de Franco, que le sorprendió en Bogotá. Además, revela que, de forma anónima, suele venir cada año a su casa de Barcelona, "aunque ahora hacía cinco años que no lo hacía y mi visita del 2005 causó demasiado alboroto".

Su fascinación por el poder es también otro tema de la entrevista, en la que habla de Felipe González y Bill Clinton - algunos de los políticos que todavía le visitan-, así como de su papel como mediador en el proceso de paz colombiano entre la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y el gobierno. Reconoce: "He sido siempre más conspirador que firmador" y que ha logrado remediar varias injusticias cometidas en diversos países gracias a sus gestiones de diplomacia paralela, mucho más eficaces, cree, que "firmar manifiestos de protesta".

El Nobel colombiano - que habitualmente mantiene una férrea barrera en todo lo referente a su vida privada- posa esta vez junto a su mujer, Mercedes Barcha, en el jardín de su casa, muestra el amplio estudio que se hizo construir al otro lado de la residencia, así como el salón de su vivienda, decorado con diversos cuadros y fotos de sus cinco nietos. Sus hijos Rodrigo (director de cine) y Gonzalo (diseñador gráfico y pintor) pasaron las fiestas navideñas junto a sus padres y Gonzalo, incluso, compartió algunos momentos de la entrevista con el Magazine. Gabo habla también de cómo ha logrado conjurar los peligros de la fama, "algo muy agradable para un escritor, pero que hay que saber mantener a raya".

García Márquez, considerado el padre del realismo mágico, es autor de obras como El coronel no tiene quien le escriba (1961), Crónica de una muerte anunciada (1981), El amor en los tiempos del cólera (1985) o Noticia de un secuestro (1996). Estos días va a ser el invitado de honor del Hay Festival, un certamen literario de cuatro días que se inaugura el próximo jueves 26 en la ciudad colombiana de Cartagena de Indias.